Foto: Alberto Molina, fotógrafo Atlético de Madrid |
Ludmila Da Silva no tuvo una infancia fácil. Nació en una favela de Guarulhos, en San Pablo y, en su niñez, fue dejada en un hogar niños y niñas por su madre, alcohólica, ya que su padre -también alcohólico- las maltrataba. Pasó sus primeros años de vida en un orfanato hasta que su tía la rescató a ella y a su hermana, quién en la adolescencia moriría por una sobredosis.
En entrevista con Marca, recuerda su vida en la favela: “Hay cosas buenas y cosas malas, también luche contra el pre-concepto sobre mi y mi hermana de ser hijas de adictos”. A fuerza de voluntad y goles consiguió vencer ese oscuro destino para muchos pibes y pibas de los barrios populares de América.
Jugando en la calle con niños y niñas un ojeador la vio y le consiguió una prueba en el club Juventus de San Pablo donde debutó en el torneo regional de 2011. Con 16 años, su incipiente carrera continuó en Sao Caetano, Portuguesa y Rio Preto. En este último se destacó en el torneo nacional y pasó al San José que disputa la liga A1 de Brasil, además del torneo regional paulista. Después de dos años y un promedio de gol de 0,32, fue transferida al Atlético de Madrid, en 2017.
En el conjunto español disputó 85 partidos y convirtió 41 goles. Fue la Bota de oro, con 6 tantos, de la Copa de la Reina 2018/19 cuando el Aleti llegó a la final y perdió ante Real Sociedad.
La jugadora brasileña anotó ocho goles en la suspendida Liga Iberdrola donde el Atlético fue subcampeón. En la actual Champions disputó los cuatro partidos del torneo y marcó dos goles, ambos en el partido de ida contra el Spartak Subotica de Serbia.
Es una jugadora con mucha potencia y velocidad, con muy buena definición, gran remate de cabeza. En síntesis, una delantera centro completa que no duda en el área y, cuando tiene espacios para correr, hace la diferencia.
Reconoce que no recibió formación futbolística en infantiles: “Si hubiese pasado por los equipos de base tal vez no tendría tanta dificultad dentro del campo”. Además remarca cuanto le costó la adaptación al fútbol europeo: “Mis errores casi siempre eran a la hora de pasar. Cuando llegué aquí, el anterior entrenador creo que pensaba que no sabía dar un pase. Si yo entreno bastante mejoro en todo, porque, como nunca estuve en la base, para mí es más complicado. En los entrenamientos él empezó a exigirme más y acabé mejorando bastante”
Es importante mencionar que en España, Ludmila no solo ha progresado en su técnica, sino también en la cantidad e intensidad de los partidos. El Atlético de Madrid juega más de 35 partidos oficiales por temporada, algo que en Brasil, ni en Argentina sucede.
En la selección de Brasil disputó el campeonato sub 20 de 2014, donde fue campeona y convirtió 3 goles. En la selección mayor jugó el último Mundial de Francia, disputando los cuatro partidos de la verdeamarela.
En declaraciones a Marca destacó: “ Para mí esa Copa del Mundo fue un éxito, algo maravilloso. Marta y las demás conquistaron lo que ellas querían después de mucha lucha. Sólo por ver que ha salido bien, creo que están orgullosas. Ahora la lucha nos corresponde a nosotras, a las jóvenes. Vamos a tener que hacer lo mismo.” Con luchadoras de la vida como ella, seguramente el fútbol femenino va por buen camino.